Esta obra recuerda el ambiente de conflicto social que en varias ocasiones padeció el pueblo argentino, como los sucesos de la Semana Trágica (1919) o el levantamiento de los peones de las estancias del sur conocido como "Patagonia Rebelde" (1921)... y anticipa, como presagio trágico, los tiempos de los "desaparecidos" en la última dictadura militar. El peón, el obrero, el "subversivo"... queda desnudo y vendado, de espalda al que mira, en una mancha roja de sangre y de vida. En frente a él el Crucificado abre sus brazos sobre un fondo oscuro y lanza su último grito, ya reclinando su cabeza coronada de espinas.
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